Aquel
persistente tictac había estado torturándole desde el mismo día en el que llegó a la casa. Ya desde la carretera general, donde el motor
había visto mitigado su rugido por el atronador martilleo de las
manecillas.
El
retorno al hogar de su infancia, al escenario de aquellos tiempo
añorados, se había convertido en una pesadilla de armarios
revueltos, cajones desperdigados por el suelo, desordenados butrones
horadados a lo largo de las paredes y tablas arrancadas del piso.
Todo en busca de aquel cruel intruso que mantenía sus noches en
vela.
Llevado
por la desesperación, continuó perforando y arrancando hasta que la
obra muerta de la casa asemejó un tétrico bajel que, despojado de
su forro, asomara al sol su arboladura.
Mas el tictac persistía.
Dirigió
entonces su mirada hacia el único punto estructural de la casa que
permanecía intacto, inmaculado en toda su extensión. La puerta del
sótano le miraba desde su posición bajo las escaleras
retándole,instándole a explorar las recónditas sombras que allá
abajo se escondían.
Como
acceso a la subterránea obra viva de la edificación, la amenazante
puerta del sótano había sido para él, ya desde niño, la entrada a
un submundo plagado de pesadillas sin rostro y caníbales hombres del
saco. Sin embargo, hubiera jurado que a cada segundo que pasaba
mirando aquella puerta, el tictac aumentaba su volumen hasta hacer
temblar los mismos cimientos de su vida. Ahora no cabía ninguna
duda, el martilleo provenía de aquel tenebroso paraje bajo la casa.
Avanzó
paso a paso hacia la puerta. La distancia que le separaba del portal
pareció durar horas, días, siglos...
Aferró
el pomo de la puerta y, haciendo acopio de cada célula nerviosa de
su cuerpo, lo hizo girar.
El
tictac enmudeció al instante.
La
negrura envolvió su figura mientras descendía el primer escalón, y
con el descenso al segundo la puerta se cerró de golpe tras él.
Un segundo de absoluto silencio, y toda la maltrecha arboladura
de la casa se derrumbó.
La
casa,
los
recuerdos
y
su niñez
se
precipitaron hacia el sótano
envueltos
por
el polvo
y
los insectos.

Inquietante, es la primera palabra que me vino a la cabeza al final de leer tu historia y la siguiente pregunta que me hice fue, esto tiene continuación...
ResponderEliminarme gusta
ResponderEliminarme gusta mucho
mucho..
mucho muchísimo mucherrimo
(trasha dixit)
Bien, me sigue gustando, gracias por ser.
ResponderEliminarVolveré por este recóndito lugar
Un fuerte abrazo querido amigo
Tito